Del Color del Guiri
Por desgracia se acabaron las vacaciones de este que suscribe y me veo de vuelta en el foro. Poco comentaré de ellas, para no suscitar envidias, aunque no puedo dejar de comentar, por tenerme maravillado, la profusión de variedades cromáticas por las que atraviesa un guiri de esos que abundan merodeando por la costa.
Se ha decidido. La arena le ha convertido en un verdadero horno y ahora sí quiere darse un baño. En dos zancadas se mete en el agua. Apenas si está un momento dentro. El tiempo justo para que un lugareño le levante la cartera y meta las narices en la bolsa de los afeites, que deja sobre la toalla con el contenido completo. Como decía, regresa. Parece que el efecto horno de la arena sobre los afeites lo ha dejado completamente blanco. Son las 1050 y nuestro protagonista parece un vaso de leche.
Continúa con la observación de las jóvenes locales. Extrae de la bolsa de los afeites un nuevo producto con el que se cubre la nariz. Parece que sus hombros comienzan a tomar un rosado aspecto que se degrada a lo largo de la espalda. Se levanta. Va hasta el seto que bordea la playa. Coge una hoja y se la pone sobre la nariz. Los afeites la mantienen en su sitio. Son las 1130.
Nuestro “finlandés” se levanta. Está algo agitado. Su color ahora es “rosa cerdito” (dicen que el cerdo es el único animal rosa, quizá por eso hay tanta moza acompañada de ellos). Acude de nuevo al paseo marítimo. Llama a un policía. ¿Qué pasa? Claro. Acaba de comprobar que los locales le han levantado la cartera. Son las 1230.
Vuelve a la toalla. Mete y saca los pies de la arena. Coge puñados de arena y los deja caer por el hueco de la mano. Parece tristón. Tal vez cabreado. Mira a su alrededor. La joven de abundantes mamellas se ha ido al chiringuito playero, a ver si consigue una salmonelosis. El iría, pero los locales le han dejado como el gallo de Morón. No creemos que aguante mucho. En efecto. Se levanta. Coge la camiseta. Su color es ahora rojo “gamba cocida”. Son las 1400 y parece que le queda un buen trecho andando hasta casa. Mira tu no saber eso de nadar y guardar la ropa…