6.10.05

2da Clase

Tras honda reflexión, me dirigí a mi clase de golf.
Animado por forellas, pasé antes por cierto centro comercial, donde miré precios para equiparme convenientmente. El precio de los zapatos no me convenció (200 euros) así que puse en marcha la creatividad. En Jardín vi unas plantillas para oxigenar el cesped que me convencieron. Básicamente, era lo mismo, unas puas para llevar bajo los pies. El tema de los guantes también lo resolví allí, pues había una oferta de 3X2 en guantes de Jardín, iguales que los que se envían a Ceuta y Melilla para saltar la valla.
Decidí no llevar la gorra, pues la clase era por la tarde, aunque tengo pendiente comprarla.
Apenas había empezado a andar hacia la clase, volví a cambiar de idea, por lo que llamé a mi mujer y le dije que viniera a recoger las plantillas y me trajera los crampones de escalada. ¡Eso si da seguridad!.
La entrada en la clase fue increible, pues topecé con un golfo (¿jugador?) y caimos rodando por la escalera abrazados casi como ahora está de moda. Me diculpé, me ayudaron a sacar el crampón de su espalda, limpiamos un poco la sangre y dimos comienzo a la clase.
El palo de golf es básicamente un espejo de vespino al que se le añade mucho mango (por ejemplo un paraguas), eso si, sin cristal. Apoyamos el espejo en el suelo, de modo y manera que cuando golpeemos la bola esta salga en dirección del agujero. Sujetamos el palo con fuerza, ajustamos los pies, para lo cual movemos ligeramente el culo (reconozco que el movimiento es ligéramente ridículo); doblamos las rodillas, levantamos el palo, procurando no darle al profe y lo llevamos hacia atrás sin perder de vista la bolita. Nos quedamos quietos y atizamos un fuerte golpe que hace un precioso siete en la hierba, con el objeto de proteger la bola, pues el objeto de este juego es hacer agujeros alrededor de la bolita. Al terminar el golpe, te levantas del suelo (pues de la fuerza del golpe vas al suelo) y buscas el palito por los alrededores (el mío estaba atravesando la capota de un precioso ex-descapotable). Te disculpas y citas alguna regla del St. Andrew antes de que el dueño del coche se cabree en demasía. Si se cabrea mucho, señalas al profesor y le explicas al simpático paleto que el palo es de ese señor tan simpático que está allí y te ha mandado a buscarlo (por ejemplo). Visto como felicitó de efusivo este hombre al profesor, creo que me compraré un casco, de esos que llevan flores en una red.

Ahora llevo unos días tratando de encontrar un sistema de darle a la bola obviando el tema de mover el culo. Tan pronto lo resuelva os comentaré la postura.


Actualización: Pasando el brazo derecho bajo la pierna izquierda cuando estás agachado y sujetando el palo con la oreja izquierda, el culo no se mueve duante el golpe, pero el brillo del Sol en los crampones tampoco te deja apuntar al agujero. Ya os contaré más.